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Claudia Goldin, premio Nobel de Economía por sus estudios sobre la brecha de género

La historiadora económica y profesora de la Universidad de Harvard Claudia Goldin es la ganadora del premio Nobel de Economía 2023 “por haber avanzado en nuestra comprensión de los resultados de las mujeres en el mercado laboral”.  Es la tercera mujer en 54 años que gana este prestigioso galardón.

El trabajo de Goldin, según han explicado los miembros de la Fundación Nobel, no consiste tanto en sugerir políticas adecuadas para reducr la brecha de género entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo, cuanto describir el fenómeno y tratar de entender sus causas.

Por ello, en un reto de gran magnitud, ha estudiado la participación de las mujeres a lo largo de un período de 200 años, para ver si encontraba algún patrono común. “Hizo de detective”, comentan desde Estocolmo. Quería entender porque incluso siendo en muchos casos mejor formadas que los hombres, ellas tenían más dificultad en conseguir empleos y con salarios iguales a los de ellos.

¿Cuál es su conclusión? Claudia Goldin rompe un tópico que muchos dan como asumido: cuando hay crecimiento económico, en proporción también la sociedad y la economía se acercan hacia la paridad de género. En realidad, esta académica ha demostrado que no siempre es así, que los dos factores están desvinculados y que el progreso de la participación femenina en el mundo laboral, así como la reducción de la discriminación salarial, proceden más bien a trompicones, “de forma esporádica” y discontinua.

Claudia Goldin cree que el futuro laboral de la mujer está basado esencialmente en las decisiones que ellas toman en su juventud a la hora de formarse. Y en la mayoría de los casos estas decisiones están condicionadas por unas determinadas expectativas.

Estas últimas, a su vez están influidas por los modelos familiares de las generaciones precedentes.  De manera que gran parte del avance de la mujer en su carrera profesional estaría condicionado en parte por las expectativas que han vivido en casa, también en comparación con sus madres. Así, las bajas expectativas  de las jóvenes mujeres acabarían perjudicando a medio plazo su carrera futura.

En este sentido, en uno de sus más célebres artúculos , The power of the pill: Oral contraceptives and women’s career and marriage decisions (junto a Lawrence Katz), Goldin muestra cómo la popularización de la píldora anticonceptiva cambió de manera radical las decisiones de las mujeres en torno a la educación, carrera y matrimonio, pues las mujeres que entraron en la universidad tras la aparición de la píldora comenzaron a priorizar la carrera profesional y a retrasar el matrimonio.

Además, su investigación comprueba cómo han variado las aspiraciones de las mujeres a lo largo del siglo XX: a principios del siglo tenían que elegir entre trabajo como medio de subsistencia o familia; a partir de los años 20 eligieron anteponer el trabajo; en los años 40 esa relación se invirtió, y en los 60 se introdujo el concepto de carrera, que se situó por delante de la familia, hasta llegar al momento actual, a partir de los años 80 en que las mujeres quieren compaginar carrera y familia.

El comité del Nobel recordó que incluso en las economías desarrolladas las diferencias de salario se sitúan en promedio en el 13%, mientras que la participación en el mercado laboral es un 30% inferior. De acuerdo con el World Economic Forum Gender Gap Report 2023, al ritmo acutal se tardarán 131 años en alcanzar la paridad laboral entre hombres y mujeres.

Claudia Goldin, que fue la primera mujer en conseguir una posición laboral fija en los departamentos de Economía de las Universidades de Pensilvania, primero, y Harvard, posteriormente- ya ganó  en el 2019 con el Premio Fronteras del Conocimiento en Economía que otorga cada año la Fundación BBVA.  En una entrevista que concedió entonces, declaró: “la desigualdad de salario no es otra cosa el reflejo de la desigualdad de la pareja. El número de tiempo que ellas dedican al hogar es desproporcionado si se compara con el que le dedican los hombres.

Si se quieren reducir las discriminaciones, habría que empezar por involucrar más el hombre en las tareas del hogar para que ellas puedan tener más tiempo para dedicarlo a sus proyectos profesionales. En muchos estudios no vemos grandes diferencias salariales cuando las mujeres no tienen niños, o no asumen la responsabilidad de ocuparse de las obligaciones del hogar”.

En su opinión, “el cambio fundamental tiene que ver con los hombres más que con las mujeres. Es fundamental que los hombres también asuman la responsabilidad de estar pendientes de lo que ocurre en sus hogares, y sean los primeros que digan a sus jefes que no están dispuestos a trabajar horas extra el domingo y perderse el partido de fútbol de su hija”.

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El Nobel de Economía es el único de los seis premios no creado por el magnate sueco Alfred Nobel, sino que fue instituido por el Banco Nacional de Suecia (Riksbank) en 1968 y se falló por primera vez al año siguiente. En las 54 ocasiones en que se ha otorgado -nunca ha quedado desierto, a diferencia de las otros cinco- ha distinguido a 92 personas, de ellas sólo dos mujeres: la estadounidense Elinor Ostrom (2009) y la francesa Esther Duflo (2019). “Nosotros no tenemos en cuenta el género a la hora de otorgar el premio, sólo miramos la contribución científica”, precisaron ayer desde el comité del Nobel.

Los premios serán entregados el próximo 10 de diciembre en la tradicional doble ceremonia: en Oslo, para el Nobel de la Paz, y en Estocolmo, para los cinco restantes premios. Como curiosidad, el comité ha intentado contactar la galardona para comunicarle la decisión, pero ella no se puso al teléfono.

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