La economía es uno de los desafíos más trascendente para el Gobierno en este 2022. Ya se conocen los datos oficiales de lo que fue 2021 y las proyecciones para el que empezamos a transitar.
El consultor financiero internacional Jaime Dunn, señaló que la economía de Bolivia es débil y expuso algunas preocupaciones en el evento virtual “Bolivia: Expectativas económicas 2022”, organizado por Nueva Economia. Su conferencia magistral se basó en los datos presentados por el Gobierno nacional en los presupuestos del Estado de 2021 y 2022.
He aquí un resumen de su exposición:
Economía sin dinamismo alto. Según los expresado por el presidente Luis Arce, Bolivia creció 6% y registró una tasa de inflación de 0,90%. Este último punto, a decir de Duun, a pesar que es destacado como un logro por el Gobierno, indica que la economía está débil y no es tan robusta como se piensa. Además, no registra un dinamismo alto.
En lo que respecta al precio del petróleo, que el Gobierno lo presupuesto a $us 42 y cerró el año con un precio de $us 75,21, En tanto, el déficit fiscal ascendió al 4,9% con relación al PIB, siendo ya el octavo año que se registra déficit fiscal. Este último punto es “positivo”, dice el especialista, porque la ejecución de la inversión pública apenas fue de $us 1.408 millones (según el PGE de 2021), muchísimo menos de los $us 4.011 millones que se presupuestó.
“La ineficiencia de la ejecución que tenemos es por la falta de recursos. El 2021 se prometió una emisión de bonos por $us 3.000 millones, que no se emitieron. Claramente hay una señal que la inversión pública fue tan baja y mala, ha impactado en el déficit fiscal. Eso nos hace pensar que nuestro déficit fiscal se produce en gran parte por la inversión pública”, sostiene Dunn.
Crecimiento comparado. En lo que respeta al crecimiento (9,4% a junio de 2021), el experto señala que ese dato no indica una mejoría, porque se compara con periodo de crisis y contracción del PIB. “Es un rebote estadístico”, señala al precisar que comparado con otros países, como Colombia (17,6%) y Perú (23%) el 9,40% de Bolivia no es tan significativo. Además, organismos como la Cepal y el Banco Mundial señalan que el crecimiento de Bolivia en 2021 fue menor y para 2022 y 2023 no se espera que crezca más que el año pasado.
“Si el 2021 cerramos con un 6% de crecimiento (PIB de $us 39.293 millones) no alcanzamos al nivel que llegamos en 2019 ($us 40.660 millones de PIB). Este año tenemos que crecer 5,10% para llegar a ese nivel, preocupa la manera en la que estamos creciendo”, afirma Dunn.
Y es que el especialista, señala que más de la mitad del crecimiento es producto de la minería, y el resto por el transporte y almacenamiento y por la construcción. En tanto, sectores como el agropecuario, manufacturero y financiero, preocupan por que no crecen igual que los otros.
“La economía crecerá, pero es el típico crecimiento de una economía débil, en la que solo algunas partes crecen y otras no. Uno de los sectores que preocupa es el de los establecimientos financieros que registran cifras negativas, cuando se espera que sean los que ayuden a salir de la crisis”, sostuvo.
Para él, el crecimiento de la economía de Bolivia depende mucho del consumo interno y la inversión pública, pero el problema es que la inversión pública causa déficit y hay que endeudarse para obtener los recursos, algo muy complejo de manejar en la actualidad.
“El consumo es muy vulnerable a una nueva cuarentena, por ejemplo. Si el consumo disminuye rápidamente cae el crecimiento. Al ser un país que depende de esos dos factores para crecer nos pone en una situación muy vulnerable y de inestabilidad”.
El especialista además hizo énfasis en los altos costos que tiene que erogar el Estado, como los $us 6.300 millones que destina anualmente al pago de los sueldos de los burócratas. Y es que, con el Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF) apenas se recaudaron $us 34 millones en 2021, una cifra que da para pagar dos días del trabajo del sector público, indicó.
Otro tema que no es menor, para Dunn, es el déficit fiscal (que se tiene desde 2014), el cual asciende al 62,6% con relación al PIB. Esto revela, según el experto, que no se aprovechó el boom de recursos que tuvo el país y que se gastó más de tres veces de lo que se recibió en superávit fiscal.
“Bolivia no aprovecho el mercado de deuda soberana durante la pandemia, cuando las condiciones eran muy favorables, con tasas de interés que oscilaban entre los 0,6% y 5%. Hemos desperdiciado esa situación y ahora las tasas de interés están subiendo en el mundo y recién vamos a estar queriendo volver al mercado, con un año de atraso”.

De igual manera, señala hay que analizar los límites de la deuda externa, ya que existe presión para que el país se endeude más en el mercado externo. El saldo de deuda sobre el PIB no debe pasar del 40% y la de Bolivia ya bordea el 33%, con la necesidad de endeudarse con unos $us 2.000 millones para financiar el PGE. “Si sumamos la deuda externa, que son más o menos $us 12.000 millones, más los $us 11.000 millones de la deuda interna, claramente superamos el 50% del PIB. El país tiene un peso muy grande en el tema de deuda”, indicó.
En lo que respecta al comercio exterior, la balanza ha sido favorable, con las exportaciones nacionales superando a las importaciones, luego de muchos años, pero se tiene que analizar para realmente conocer que tan positivo es. “Hay cosas que llaman la atención, por ejemplo, el peso de las exportaciones se ha mantenido desde agosto de 2021, pero el valor en dólares americanos ha subido. Esto nos demuestra que lo que nos está ayudando son los mercados internacionales, no que estamos produciendo más”, señaló el especialista.
También debe preocupar el tema de las reservas internacionales (que son de alrededor de $us 1.700 millones), dice Dunn, y es que, desde 2016 registran un descenso que en la actualidad llega al 8% del PIB (llegaron a representar el 50%). Con el mayor porcentaje se cubrían 16 meses de las importaciones, con el porcentaje actual se puede cubrir entre cinco o seis y la recomendación internacional es por lo menos cubrir tres meses, señala.
“En Bolivia se está aplicando el modelo social comunitario 2, la venganza se llama este capítulo porque no solo viene con más énfasis en repetir la política económica ya expirada de los últimos 14 años, sino que viene con una dosis muy fuerte de falta de participación del sector privado y una hostilidad notable hacia la empresa privada”, sostuvo.
Además, asegura que la inversión privada no ha sido estimulada, por ello es que no está creciendo a niveles que debería.
A escala global
En el ámbito internacional, ve que se han estado dando cambios últimamente debido a la volatilidad de los mercados y el comportamiento de las tasas de interés.
“Hay temas positivos que nos deja el año 2021. EL FMI indica que algunos países, especialmente los más avanzados registraban una tendencia a mantener una política económica y monetaria flexible que ha ido cambiando por temas de inflación”, remarcó
Otro factor positivo, según Dunn, es que la deuda de las empresas con calificaciones de riesgo muy bajas ha disminuido la tasa de interés lo que genera un optimismo hacia estas compañías, por la cantidad de ‘default’ que se han registrado en los mercados internacionales de valores de deuda. La mayoría a podido cumplir con su deuda y obligaciones.
De igual manera, existe una apertura de los mercados para financiar a las empresas, incluso algunos Gobiernos lo han hecho, señala Dunn. Para este año, de acuerdo con Dunn, el crecimiento será más lento y con presiones inflacionarias.