Las perspectivas para 2020 apuntan a un crecimiento moderado consistente con el rebalanceo macroeconómico. Los altos déficit fiscal y externo de 2019 son insostenibles, razón por la cual deberán ajustarse hacia la baja tanto en el gasto corriente como en la priorización de la inversión pública.
Este proceso implicará menor dinamismo en 2020, que podría estar en torno a 2,5%, puede ser remontado si es que se acelera las medidas que podrían facilitar que se ejecuten cuánto antes proyectos privados de impacto, así como medidas que permitan mejorar la liquidez en el sistema y promover la dinámica sectorial y empresarial.
Èse es el análisis del Centro Boliviano de Economía (CEBEC) de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo (CAINCO) de Santa Cruz en el informe ‘Economía estable dentro de su gravedad, pero con favorables perspectivas de recuperación’. Enfatiza que Bolivia terminaría el año 2019 con el crecimiento más bajo desde 2003 como resultado de la recesión latinoamericana y de los conflictos sociales y políticos. Las perspectivas económicas de expertos nacionales y organismos internacionales hace un año apuntaban a que el dinamismo económico en 2019 iba a estar en torno a 4%, similar a la dinámica observada desde 2016.
Sin embargo, la importante caída de los hidrocarburos de 20%, hicieron que las perspectivas se corrigieron inicialmente a la proyección a un entorno cercano a 3% y, posteriormente los conflictos después del fraude en las elecciones generales del 20 de octubre, que habrían implicado $us 1.000 millones menos de actividad, permiten anticipar que el crecimiento se situará en torno a 2% este año.
El CEBEC puntualiza la orientación económica marcada por un fuerte énfasis en el Estado ha llegado a su fin y debe corregirse. La participación estatal en la producción subió de 21% en 2005 a un máximo de 44% en 2014, tanto por la nacionalización de sectores estratégicos como por la incursión del sector público en varias actividades productivas.
No obstante, la baja inversión en exploración de hidrocarburos y la incursión en proyectos con rendimiento a largo plazo hizo que el PIB público se estanque en torno a los $us 14 mil millones, pese a que la inversión pública subió de 7% del PIB en 2005 a 13% en los últimos años. Por su parte, el sector privado aumentó su contribución de $us 17 a $us 28 mil millones entre 2013 y 2018.

El estudio especializado del CEBEC pondera que el desbalance fiscal se agudizó en 2019, lo cual adelanta la necesidad de rebalancear las cuentas públicas. “Desde 2014 el sector público ha incurrido en recurrentes y cada vez más altos déficit fiscales explicados fundamentalmente por el alza de la inversión pública. Unido al hecho de la menor actividad por los conflictos políticos, es altamente probable que el desbalance fiscal sea el más alto en el presente siglo, cercano al 9% del PIB”.
Por tanto, la moderación de los egresos públicos debe ser más pronunciada puesto que gradualmente las fuentes de financiamiento externo (más deuda pública o menos reservas internacionales) serán más costosas y menos accesibles. Para ello, es recomendable que exista una priorización de la inversión pública, así como un programa de austeridad estricto en el gasto corriente.
Como resultado del desbalance fiscal, el resultado externo también será uno de las más altos en lo que va del siglo. La caída de los ingresos externos desde 2015, al inicio como resultado de los menores precios de exportación, en especial de materias primas, y en estos años por la caída de las ventas (nominaciones) del gas natural, implicaron un déficit comercial continuo y también un desbalance externo o de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que podría estar en torno a 5% del PIB.
Estas presiones sostenidas de gasto agregado junto al menor ingreso recibido por la economía se han plasmado en una pérdida importante de la competitividad cambiaria, la cual sólo se podrá corregir a medida que disminuya la demanda agregada, en particular del sector público, y se plasmen formas de incrementar los ingresos de exportación mediante la diversificación de productos y mercados.
Análisis del Colegio de Economistas de Santa Cruz

El presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Fernando Vargas, sugirió al nuevo contexto político boliviano sentar las bases para un crecimiento a mediano y largo plazo que permita desarrollar el aparato productivo. Entre otras medidas se debe atender:
a) La reciente eliminación de restricciones a las exportaciones no tradicionales (agropecuarias, agroindustriales, forestales, manufactureras y artesanales) es un primer paso. Pero, además, corresponde brindar las condiciones adecuadas para desarrollar el sector y la apertura de nuevos mercados externos.
b) Bajar el déficit fiscal progresivo que alcanzará su sexto año consecutivo el 2019 y para eso hay que reducir el gasto público racionalizando las partidas excesivas y revisando además las inversiones que se realizas en las distintas empresas públicas donde no debe haber espacio para ineficiencias. Para ello será importante la realización de auditorías en estas empresas públicas y en general una revisión de cuanto contrato publico esté vigente.
c) Un panorama favorable para llegada de inversión extranjera directa por sus beneficios en transferencias de capitales, tecnología y tecnificación de recursos humanos nacionales. El informe de la CEPAL sobre la IED al 2018, señala que en Bolivia disminuyó sustantivamente en un monto de $US 397 millones que representa un 55,6% respecto al año 2017 siendo el nuestro el país más afectado en América Latina.
d) Generar acciones que favorezcan la producción, como la simplificación de la burocracia administrativa y una reforma impositiva que facilite la tributación y además la ampliación del universo de contribuyentes. Además, impulsando la formalización de la economía vía incentivos y accesos a financiamientos.
e) Controlar la progresiva pérdida de RIN ocasionada esencialmente por el déficit anual continuo de la Balanza Comercial desde el 2015 y por otra, por los préstamos del BCB hacia empresas públicas generalmente deficitarias.
“A finalizar la gestión 2019, parece que la principal fortaleza del gobierno boliviano es el retorno a la institucionalidad, aspecto fundamental para desarrollar la economía nacional y eventualmente reducir el gasto fiscal, así como también generar un clima propicio que permita atraer inversión extranjera directa para evitar el rápido descenso de las RIN”, indica Vargas.
El economista cruceño afirma que “es evidente que el gobierno de transición no podrá cumplir con toda esta agenda, pero si dar pasos en la dirección correcta procurando el reencauce de la economía; donde habrá que, entre otras cosas, combatir la corrupción y el contrabando, reducir las medidas de rigidez laboral, controlar la deuda, revisar la política de hidrocarburos, etc. y todo eso preservando los avances en materia de social, evitando un retroceso en la lucha contra la pobreza por medio de acciones estratégicas que permitan avances permanentes y no temporales”.
Análisis de CAINCO basado en estabilidad, productividad e institucionalidad

El presidente de CAINCO, Fernando Hurtado, al presentar el balance de este año y las perspectivas del 2020, apuntó que es importante establecer una agenda de corto plazo para el Gobierno de transición, colocando las bases para un acuerdo por la productividad, fortalecer la institucionalidad y fortalecer la estabilidad macroeconómica. “La productividad se generará reactivando el comercio y la industria y facilitando las condiciones para que los emprendimientos se formalicen”, remarcó.
En lo que respecta a la estabilidad macroeconómica dijo que es importante un rebalanceo, disminuyendo el déficit fiscal ajustando los gastos, sin tocar los sueldos del sector público, sino priorizando la inversión pública.
Sobre la institucionalidad fue enfático al resaltar que se precisa sentar las bases para que las entidades públicas tengan a personas idóneas a nivel técnico que no estén supeditadas a lealtades políticas.
“Con el Gobierno elegido democráticamente hay que profundizar estos tres pilares de la productividad, la estabilidad y la institucionalidad”, recalcó.
Añadió que es fundamental una ofensiva nunca antes vista en favor del trabajo, para lo cual se deben dar condiciones al sector privado para invertir con certidumbre y generar fuentes de empleo de calidad y de largo plazo.

“El 2020 tenemos que hacer funcionar el motor más fino de la economía, el del sector privado, un motor que funcionaba a medias y que tiene la oportunidad de hacerlo en toda su capacidad para levantar la economía en favor de toda la familia boliviana”, finalizó.
CEBEC: Sistema Financiero tensionado
El CEBEC analizó también al sistema financiero que se encuentra tensionado, puesto que la liquidez ha disminuido en lo que va del año. Una vez concretado el proceso de profundización financiera en el país, el cual se plasmó en un mayor ahorro de la población en las entidades financieras, y ante la inminencia de la desaceleración económica, las captaciones crecieron cada vez a tasas menores.
Por el lado de los créditos, éstos tuvieron un aumento importante en los últimos años en virtud de lo establecido en la Ley 393 de servicios financieros, que determina metas para el crédito productivo y de vivienda social. Sin embargo, en el último año se hizo evidente que el crecimiento de las colocaciones se hizo a costa de la liquidez del sistema financiero, lo cual generó tensiones en dicho ámbito.
Afirma la existencia de desafíos técnicos que deberán ser enfrentados “cuanto antes” para remontar el dinamismo global y sectorial y resolver las debilidades estructurales del país. Al presente existe inquietud e incertidumbre sobre el estado de la economía boliviana. CEBEC recomienda que se encaren al menos dos tareas: i) una auditoría imparcial y objetiva a cada repartición del Estado; y, ii) un diagnóstico independiente de cada sector de la economía. Con estos dos elementos, se podrán tomar las medidas del caso con un enfoque técnico y objetivo, para lo cual se podría establecer un plazo razonable de tres meses.

Sobre esa base, se podrán discutir las políticas que sean relevantes para mejorar la productividad y la eficiencia. En este momento existe la percepción de que las elecciones serían llevadas a cabo en el mes de mayo. Por tanto, será importante conocer las propuestas económicas de los diferentes frentes que brinden mayor bienestar económico y social a la población boliviana, en especial aquellas que puedan solucionar los aspectos estructurales que inhiben la posibilidad de tener mayor crecimiento. Y el gobierno de transición deberá promover las condiciones para que el siguiente gobierno pueda implementar cuanto antes estas políticas.