En su primera aparición pública tras retomar funciones luego de casi mil días de detención, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, utilizó la inauguración de Expocruz 2025 como plataforma para relanzar su liderazgo político y marcar la agenda regional.
“El enemigo del cruceñismo, el MAS, está derrotado”, proclamó desde el escenario ferial, en un discurso que combinó tono de confrontación con mensajes de unidad y reconciliación.
El MAS como antagonista y la unidad como horizonte
La declaración de derrota del Movimiento al Socialismo (MAS) fue uno de los puntos más comentados de la intervención. Camacho buscó instalar la idea de que se cerró un ciclo político en el país, reforzando su narrativa de resistencia al centralismo. Sin embargo, en paralelo llamó a “cerrar heridas” y “superar divisiones”, con la promesa de trabajar bajo el principio de una “gobernación de puertas abiertas”.
Analistas señalan que esta dualidad refleja su estrategia: mantener la identidad cruceñista frente al MAS, pero a la vez tender puentes hacia sectores productivos que reclaman estabilidad.
Tres ejes de gestión
Camacho presentó además una agenda con tres prioridades:
- Tierra: reactivar la Comisión Agraria Departamental para frenar avasallamientos, problema que —según dijo— afecta a más de 300 propiedades productivas.
- Medio ambiente: saldar la “deuda con los bosques” a través de programas de reforestación.
- Tecnología: impulsar la llegada de fibra óptica desde Brasil para mejorar la conectividad y competitividad de Santa Cruz en los mercados internacionales.
Proyección política. Más allá de los anuncios, el discurso tuvo un claro trasfondo electoral. El gobernador aseguró que “en las próximas semanas Bolivia contará con un nuevo gobierno democrático”, con el cual Santa Cruz podrá coordinar sin imposiciones ni persecuciones.
El cierre de su intervención buscó despertar emoción y cohesión regional: “Solo hay una cosa más grande que Santa Cruz, y es el corazón de los cruceños”.

Una puesta en escena calculada. Expocruz, la feria más importante del país, se convirtió así en el escenario de la reaparición política de Camacho. Entre el simbolismo de la confrontación y la promesa de reconciliación, el gobernador intentó mostrar que su liderazgo sigue vigente, que tiene propuestas de gestión y que se proyecta hacia un nuevo ciclo político en Bolivia.