En doce años, Bolivia pasó de ser un país mayormente expulsor de población a consolidarse como un destino migratorio en la región. Los datos del Censo de Población y Vivienda 2024 del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la población inmigrante creció en torno al 50%, al subir de 119.033 personas en 2012 a 175.017 en 2024.
Argentina y Brasil lideran la inmigración
Argentina concentra la mayor comunidad extranjera en Bolivia con 58.886 residentes en 2024, frente a los 36.230 registrados en 2012. Brasil ocupa el segundo lugar con 28.399, seguido de México con 19.320 —casi el triple que hace 12 años— y Perú con 17.548.
España (12.067) y Chile (9.320) también duplicaron su presencia en el país. En conjunto, estos países muestran un patrón de crecimiento sostenido que refuerza el carácter regional de la inmigración, aunque con nuevas conexiones hacia México y Europa.
Perfil demográfico: familias y jóvenes en tránsito
El censo revela que 4 de cada 10 inmigrantes son menores de 17 años (41%), lo que confirma que Bolivia no solo atrae a trabajadores, sino a familias completas. Los adultos de 30 a 59 años representan el 29,1%, mientras que los jóvenes de 18 a 29 años suman el 21,9%.
La inmigración mantiene un predominio masculino (92.325 hombres frente a 82.692 mujeres), aunque las brechas de género no son amplias.
Santa Cruz, La Paz y Cochabamba concentran el 80%
El fenómeno migratorio tiene un fuerte sesgo regional. Santa Cruz encabeza la recepción con 68.570 extranjeros (41,9%), principalmente argentinos, brasileños y peruanos. Le siguen Cochabamba (32.919) y La Paz (31.981), donde la migración se vincula al comercio, la industria y la agricultura.
En zonas fronterizas, los patrones son claros: brasileños en Pando y Beni, argentinos en Tarija y Chuquisaca, y chilenos en Oruro.
En el municipio de Samaipata, Santa Cruz, se registran 439 residentes de 40 nacionalidades distintas, atraídos por el turismo y el clima, según datos locales.
Factores de atracción: economía y cercanía geográfica
El economista Luis Fernando Romero identifica tres razones para explicar el crecimiento de la inmigración:
- Oportunidades laborales en sectores informales como la minería, hidrocarburos, comercio y agricultura.
- Costo de vida más bajo que en países vecinos, lo que atrae especialmente a argentinos y brasileños.
- Proximidad geográfica y vínculos históricos que facilitan los flujos en las zonas de frontera.
Romero advierte, sin embargo, que tras un boom inicial, la llegada de inmigrantes se desacelera por la conflictividad política y social del país.
Bolivia exporta menos población
En contraste, la emigración boliviana disminuyó un 24,7% entre 2012 y 2024, al pasar de 437.160 a 329.049 personas.
Los destinos tradicionales pierden peso: Argentina redujo su número de migrantes bolivianos de 183.228 a 81.148, y España de 86.209 a 29.135. En cambio, Estados Unidos creció (de 13.380 a 18.244) y la categoría de “otros países” casi se triplicó, reflejando una diversificación de destinos.
En términos de género, el perfil emigrante —antes predominantemente femenino— se equilibró en 2024, con cifras casi iguales entre hombres (165.517) y mujeres (163.029).
Una tendencia que redefine el país
La migración en Bolivia deja al descubierto un cambio estructural: de país expulsor a receptor de flujos, especialmente de la región. El peso de los menores de edad apunta a que el fenómeno no es solo económico, sino también social y cultural, con comunidades extranjeras que se integran en la vida cotidiana y escolar del país.
En un contexto regional de movilidad marcada por crisis políticas y económicas, Bolivia aparece como un polo de atracción emergente, aunque condicionado por su propia estabilidad interna.

FUENTE: LaRazón