Por Jorge Landívar Roca
Carlos Matus, ex ministro de Economía del Gobierno de Salvador Allende, en Chile, en un libro publicado con el título de ‘Estrategias Políticas’, llegó a definir tres estilos en que se podría gobernar una sociedad, estos son: 1) el estilo Gandhi, 2) el estilo Macchiavello, y 3) el estilo chimpancé. Matus, para mayor ilustración, utilizó el estudio sobre el comportamiento de los monos, realizado por el antropólogo holandés Waal.
Acudo a esta cita, toda vez que, el conjunto de circunstancias, que atraviesa el país, a pocos días de la celebración de la acción de poner en funcionamiento el gobierno de Rodrigo Paz-Edmand Lara; amerita una profunda reflexión, para quienes, están acostumbrados a sacar réditos del caos y la anarquía.
Según este científico, en el marco de esta clasificación de gobiernos tenemos: el ‘estilo Gandhi, sería el más desarrollado, dado que el gobernante, ya se encuentra en la fase de humanización, aunque tiene algo de conciencia de lo que es ser humano. “Los valores y la ética”, pasan al primer lugar y se reconoce que el ciudadano, tiene derechos que abarcan al oponente, el cual no debe ser tratado como “enemigo”, sino como “adversario”.
“La fuerza moral y el consenso”, mandan sobre el proyecto y el proyecto manda sobre el líder, el que no debe revestirse de ninguna imagen superior, ni reclamar poderes especiales.
Difícilmente en este estilo pudiéramos identificar la acción política del vice presidente Edmand Lara, también conocido como el Capitán Lara.
Según Matus, un estilo menos desarrollado, que el anterior, es el ‘estilo Maquiavelo’, pues en él, el recién electo, se ilustra, desarrolla su inteligencia, acomoda sus valores a la lucha despiadada y construye un proyecto para sus adherentes, es decir, transita del fin personal al social y la acción, en este caso, de vice presidente, queda subordinada a la guía de un proyecto que lo trasciende. “En este estilo, lo que importa es el objetivo” “y este es superior al individuo”. Según él, los “medios y la ética”, deben acomodarse a este propósito.
El Vicepresidente, está al servicio del objetivo y se encarna en él de modo íntimo.
El vicepresidente, “no es el proyecto”, pero trata que parezca y que el proyecto es imposible sin su concurso. En esta catalogación podemos acomodar la situación actual del vice presidente boliviano.
Matus, finalmente describe el ‘estilo Mono’, el modo más primitivo de hacer política, cuya característica es la relación dominación-sometimiento, del poder por el poder, de alianzas y coaliciones tácticas, transitorias e instrumentales y de una rivalidad permanente por la jefatura de la manada, alternada con períodos de reconciliación. En esta intención son frecuentes las intimidaciones y las correspondientes reacciones.
Este estilo es el que más identifica la actitud política de Edmand Lara, para dirigir a los bolivianos hacia ninguna parte. La supuesta concertación con la oposición y la generación de alta tensión en el país, son sólo pretextos para consolidar el sometimiento a su capricho.
Se trata de un proyecto o “juego suma cero”, donde el proyecto es Lara y Lara es el proyecto mismo. Los ciudadanos, según él, deben acatar sumisamente sus decisiones personales, mientras él los guía a su capricho y percepción. Para nadie es extraño el individualismo extremo del vice presidente y la sobrevaloración del apoyo ciudadano, donde la agresión social constante y el alto valor de la amenaza es utilizado, como criterio de superioridad.