La crisis entre Estados Unidos y Venezuela llegó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Durante una reunión de emergencia celebrada este martes, el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, aseguró que su país impondrá sanciones “al máximo” a Venezuela, en referencia al bloqueo que la Casa Blanca está haciendo contra la flota de petroleros bajo sanción que mueven crudo desde y hacia los puertos venezolanos.
“Estados Unidos aplicará sanciones al máximo para privar a Maduro de los recursos que utiliza para financiar el Cartel de los Soles, designado como organización terrorista por Estados Unidos, junto con el Tren de Aragua”, agregó Waltz. El embajador reiteró que el presidente Donald Trump ha sido “muy claro” en su intención de usar “todo el poder y la fuerza” para enfrentar y erradicar estos carteles de la droga.
“Maduro es un fugitivo de Estados Unidos”, dijo el diplomático al inicio de su exposición. “Los petroleros sancionados operan como principal fuente de ingresos de Maduro y el Cartel de los Soles, que además invita a grupos terroristas como Hezbolá, el régimen iraní y las milicias como el ELN y las disidencias de las FARC a operar libremente en su país. La capacidad de Maduro de vender el petróleo le permite mantenerse en el poder y llevar a cabo estas actividades narcoterroristas. El pueblo de Venezuela merece algo mejor”, agregó Waltz.
Fue Venezuela quien pidió la sesión del Consejo de Seguridad —que actualmente preside Eslovenia— luego de las incautaciones de dos petroleros en el Caribe y la persecución de un tercero por parte de Estados Unidos. Maduro envió una carta a los países miembros de la ONU en la que denunció las “agresiones continuas de Estados Unidos”, con la advertencia de que el bloqueo afectará a todo el mercado energético y las economías más vulnerables.
El embajador de Venezuela en la ONU, Samuel Moncada, señaló durante su exposición que “la ambición [de Estados Unidos] es continental” y que las recientes actuaciones militares en el Caribe son “la mayor extorsión conocida en nuestra historia”.
“Se trata de un gigantesco crimen de agresión en desarrollo, fuera de todo parámetro racional, de toda lógica legal, de todo precedente histórico. Pero no se trata solo de Venezuela, la ambición es continental”, expresó. Moncada acusó a Estados Unidos de buscar una división entre los países de la región. “Nos quiere divididos para conquistarnos por pedazos”, dijo.

Rusia sostuvo, por su parte, que Estados Unidos ha sumido en el caos al hemisferio occidental. “Las consecuencias de este comportamiento de cowboy de Estados Unidos serán catastróficas. No es puntual, sino un modelo para hacer intervenciones en otros países”, advirtió el representante ruso. China también dio su respaldo al régimen de Maduro y pidió a Washington levantar las sanciones y el respeto de la seguridad de navegación.
Fuera de los grandes bloques de aliados de Estados Unidos y Venezuela, hay dos grandes posiciones entre los miembros del Consejo de Seguridad. Están los países que intentan contener el avance de las amenazas de Estados Unidos e impulsar una salida negociada a la escalada y quienes insisten en que poner fin la crisis democrática y de derechos humanos en Venezuela, generada por la deriva autoritaria del chavismo, debe ser la prioridad.
Durante el debate, el representante de la delegación de Reino Unido afirmó que la intención de Maduro para mantenerse en el poder “carece de legitimidad” y denunció la falta de transparencia en las elecciones presidenciales de julio de 2024, sobre las que 18 meses después todavía no se tienen resultados oficiales publicados. La reafirmación del desconocimiento de Maduro como presidente fue hecha por Chile, Panamá y Argentina. El Gobierno de Milei denunció la situación de los más de mil presos políticos, incluido el gendarme argentino Nahuel Gallo, que este mes cumplió un año preso en Venezuela.
La representante de Chile, Paula Narváez, criticó tanto las amenazas bélicas de Trump y como lo que consideró graves violaciones de derechos humanos cometidas por el Gobierno de Maduro: “Chile ve con preocupación de despliegue de operaciones militares que puedan desestabilizar la región. Chile no reconoce la legitimidad del actual régimen de Nicolás Maduro. El escenario de tensiones no nos hace olvidar el deterioro de las instituciones democráticas y la crisis migratoria. Pero Chile advierte que la escalada de un conflicto armado que tendría consecuencias humanitarias devastadoras. Los desafíos de Venezuela no tienen una solución militar”.
Colombia, Brasil y también Chile expresaron su rechazo al uso de la fuerza o la amenaza contra un Estado e insistieron en una solución pacífica, mediante el diálogo. El representante brasilero insistió en la disposición de su país de facilitar las conversaciones, al igual que el representante mexicano. En 2024, estos intentos naufragaron./ElPaís, España/