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Gary Áñez propone desmontar el régimen del MAS como única salida real para Bolivia

En plena antesala del proceso electoral general, el ex candidato a alcalde y comunicador Gary Áñez irrumpió en el escenario político nacional con una propuesta radical: desmontar por completo el régimen construido por el Movimiento al Socialismo (MAS) desde 2006, al que acusa de haber generado una estructura de poder autoritaria, corrupta y centralista.

Bajo el título “La Única Salida Real para Bolivia”, Áñez plantea una hoja de ruta legislativa ambiciosa que —según su planteamiento— permitiría iniciar un proceso de “liberación nacional” mediante una reforma institucional profunda que abarque justicia, democracia, descentralización, economía y libertad de expresión.

De la alternancia a la cirugía institucional

Lejos de limitarse a un cambio de gobierno, Áñez considera que el país no necesita una simple alternancia política, sino una “cirugía mayor” para extirpar lo que llama “el cáncer del poder absoluto”. Según su planteamiento, el sistema construido por el MAS no solo dejó consecuencias sociales y económicas, sino que institucionalizó un modelo que protege a las élites del oficialismo, neutraliza la independencia judicial y condiciona el ejercicio democrático.

“El MAS no solo dejó pobreza y corrupción; dejó una estructura de poder diseñada para protegerse, eternizarse y castigar a quien lo cuestione”, señala Áñez en su documento, advirtiendo que ningún plan económico o social funcionará mientras esa estructura siga vigente.

Una propuesta legislativa estructural

Áñez propone más de 30 leyes clave como base de un paquete mayor que, en su visión, debería superar las 120 reformas para reconstruir el país. Estas leyes se agrupan en siete ejes fundamentales:

  1. Restaurar la justicia, con normas que garanticen la independencia judicial, la revisión de fallos inconstitucionales y la extinción de dominio para recuperar bienes estatales.
  2. Revivir la democracia, con reformas al Órgano Electoral, límites a la reelección, auditoría a elecciones pasadas y control al financiamiento partidario y sindical.
  3. Castigar el saqueo, mediante revisión de contratos estatales, inhabilitación por corrupción y eliminación de organizaciones paraestatales como la COB, las Bartolinas o Conalcam.
  4. Reconstruir la República, promoviendo la descentralización judicial, educativa y fiscal, la eliminación del modelo centralista y la defensa de la libertad de prensa.
  5. Aplicar el censo como herramienta de justicia, con redistribución de recursos y representación parlamentaria.
  6. Abrir las puertas al futuro, con leyes que fomenten inversión productiva, desregulación económica y digitalización estatal.
  7. Ley de Transición Nacional, que incluiría una Comisión de la Verdad para investigar abusos desde 2006 sin ánimo de revancha, pero con memoria histórica.

Un llamado al bicentenario como “segunda independencia”

En su narrativa, Áñez plantea el año 2025 no solo como una fecha conmemorativa, sino como una oportunidad histórica para lograr lo que denomina una “segunda independencia”, esta vez no contra una potencia colonial, sino contra el modelo plurinacional del MAS, al que considera un sistema de sometimiento y control social.

“El MAS es el problema. Desmontarlo es la única salida. Todo lo demás es maquillaje. Y Bolivia ya no quiere maquillaje. Quiere curarse. Y vivir”, sentencia el ex candidato.

Reacciones y contexto

Aunque aún no ha oficializado una candidatura ni anunciado alianzas políticas formales, la propuesta de Gary Áñez se inscribe en un clima político donde varios actores de la oposición buscan posicionarse como alternativas reales frente a un oficialismo dividido entre “evistas” y “arcistas”.

Sectores críticos al MAS han recibido con interés los puntos referidos a justicia y descentralización, aunque desde otras trincheras se cuestiona el carácter “refundacional” de la propuesta, advirtiendo que puede polarizar aún más al país y desestimar avances en inclusión social promovidos durante los últimos años.

Lo que está claro es que la propuesta de Áñez marca una línea de ruptura tajante con el modelo vigente y se convierte en una de las iniciativas más detalladas y estructuradas presentadas hasta ahora en el proceso preelectoral rumbo a 2025.

¿Es viable?

La viabilidad de esta agenda dependerá no solo de la correlación de fuerzas que surja tras las elecciones, sino también de la capacidad de generar consensos amplios en una sociedad fragmentada. Las reformas de justicia y el desmontaje del aparato centralista requerirán mayorías legislativas, presión social organizada y respaldo técnico-jurídico.

Gary Áñez ha lanzado su propuesta. Ahora el debate está abierto. ¿Es Bolivia capaz de emprender una reingeniería institucional de este calibre? ¿Hay voluntad política para desmontar un régimen que lleva casi dos décadas en el poder? ¿O la propuesta será absorbida por el ruido electoral?

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