Hegemonía y poder o poder y hegemonía

En 2009, La Habana fue sede del foro de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América, que con diferentes estrategias de poder busca iguales objetivos: mantenerse y apoyar la instauración de regímenes totalitarios y autoritarios. En Bolivia se le agrega el concurso electoral con voto calificado.

0
154

FELIPE CABALLERO ORDÓÑEZ, CONSULTOR

FELIPE 1

Lo afirmo y reafirmo, sin la menor duda ni temor al equívoco: las expresiones hegemonía y poder, o en su caso poder y hegemonía, son inherentes una a la otra, son hermanas gemelas idénticas, son comunes en sus objetivos y finalidades últimas, independiente del orden en que se las mencione, los métodos y técnicas, o dicho de otro modo, las estrategias y tácticas que se utilicen para lograr su concreción o vigencia, como realidad de cualquier sistema de organización humana.

El razonamiento central se asienta en cientos y miles de pruebas históricas en todos los campos del quehacer social, ya sea en el ámbito del Estado o las confederaciones de Estados; en la sociedad, naciones, pueblos e identidades étnicas, sin importar su ubicación geográfica;  en la economía, cualquiera sea su nivel, tamaño o sector; en todos los territorios físicos naturales, sin distinción de tipos y cantidades de recursos que contengan.

Es decir, aplica en y para todos los escenarios y espacios donde dos o más seres vivos se disputen uno o muchos productos o bienes que les sirvan para sobre vivir, y más aún, o mejor todavía, si le sirve para vivir “mucho más mejor“ que los otros seres vivos.

Ese es el contexto general y algunas de las causas y finalidades más generales que explican, justifican y dan razón de ser a ambas expresiones por separado, al mismo tiempo son los primeros y últimos principios de su hermanamiento conceptual y complementariedades operacionales.     

De hecho, por siempre y para siempre, las estrategias y tácticas han sido, son y serán las  adecuadas y deben ser modeladas para mejor responder a los paradigmas, las formas de ser y de explicar la hegemonía y el poder en cada uno de los tiempos históricos. Se trata de adecuaciones necesarias e imprescindibles para dotarle de principios, valores y finalidades al modelo que se propone o busca implementar, y dotar de argumentos, tonos y colores a los discursos, las  representaciones y creaciones que se forjan y muestran para dar prueba de su plena validez histórica en tiempo y espacio concreto. 

Durante el siglo XX, disputaron el reconocimiento del primer lugar Hitler, Mussolini y Franco por la derecha, Stalin, Mao y los Castro por la izquierda. Los modelos de Hitler y Mussolini fueron derrotados en la Segunda Guerra Mundial, Franco quedo aislado y estigmatizado, el modelo de Stalin se derrumbó en 1989, el de Mao se reconvirtió y de comunismo puro paso a capitalismo salvaje manteniendo el esquema de hegemonía y poder, mientras que el de los Castro sobrevive con flujos y reflujos, mostrando una gran resilencia y capacidad de adaptación pese a los cambio geopolíticos y geoeconómicos mundiales.

Teniendo como epicentro a La Habana, en 1959, se produjo la Revolución Cubana; en 1961, la Crisis del Caribe; en 1966, la Primera Conferencia Tricontinental de los Pueblos de África, Asia y América Latina, que reunió a 500 delegados de 70 países. Fueron partidos políticos, movimientos guerrilleros rurales, clandestinos urbanos y pocos representantes de Estados, que proclamaron el discurso de la justicia social del modelo socialista y el fin del capitalismo y el imperialismo mundial. Para llévalo a cabo se formó la Organización Socialista de África, Asia y América Latina (OSPAAAL).

El principal estratega del poder y en el tiempo su mayor beneficiario material fue Fidel Castro Ruz, sus herederos biológicos y algunos afines ideológicos y políticos a ultranza, que tuvieron por mérito la tozudez de mantener en pie el símbolo del socialismo, aún a costa del domeñamiento espiritual y martirio material cotidiano del pueblo cubano.   

Desde el enfoque de mantener el poder y construir hegemonía ideológica interna e internacional, los estrategas del poder de Cuba, se proyectaron desde la Conferencia Tricontinental de África, Asia y América Latina, como los promotores y facilitadores de ayuda a los “Movimientos de Liberación Nacional” en los tres continentes, y de manera subrepticia o no dicha, como únicos receptores, incuestionados e irrestrictos del apoyo al régimen y al modelo que representaban. 

Puntualmente la estrategia de poder con matiz nacionalista incluyo luchar contra las bases militares extranjeras, y la estrategia de poder de orden social y étnica, la lucha contra la segregación racial. Bajo ambas causas justas, y muy justas a todas luces, se escondía la estrategia de poder de ser: Receptores incuestionados e irrestrictos del apoyo para mantener el RÉGIMEN y el modelo que representaban.

En esa línea discursiva o de falsos discursos, por ejemplo, a tiempo que la Tricontinental condenaba el uso de la armas nucleares, Cuba, país sede del evento, nunca se retractó que hacía cuatro (4) años que había sido el promotor para que la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS) instalara armas nucleares en ese país de América Latina, que en el lenguaje de esos tiempos era un país revolucionario representante del Tercer Mundo.

En otros aspectos, los estrategas del poder cubano facilitaron espacios de análisis y discusiones ideológicas y políticas buscando vías para avanzar en otros países en el modelo de Estado totalitario y autoritario, tanto por la concentración como por el ejercicio del poder y la hegemonía ideológica y política.

Para el análisis y como un desafío queda en pie la consideración de que si la resolución de la Tricontinental unificó las corrientes de la revolución clasista (Revolución Bolchevique) con la revolución resultante de la alianza de las clases subordinadas (Revolución Nacional Liberadora), ¿y qué pasa si en nuestros tiempos y en nuestra realidad socio cultural le agregamos a estos dos inputs un tercero, que involucre al componente étnico, de manera que se proponga una simbiosis entre Revolución Clasista, de Liberación Nacional y Étnica Social? Eso es el actual Movimiento Al Socialismo, en Bolivia, después de su caída en noviembre de 2019.

En 2009, cuarenta y tres años después, La Habana fue sede del foro de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América, que con diferentes estrategias de poder busca iguales objetivos: mantenerse y apoyar la instauración de regímenes totalitarios y autoritarios, esquema metodológico al que sobre todo en Bolivia se le agrega el concurso electoral con voto calificado, donde la población rural mayoritariamente indígena y campesina tiene un voto ponderado.

Su comprensión hace parte de los desafíos de fondo que hay que entender sobre la estrategia de poder y construcción de hegemonía que aún se mantiene vigente después de la caída del gobierno del Movimiento Al Socialismo y en medio de la reciente emergencia sanitaria , y por lo mismo, actuar en consecuencia. Las otras reflexiones o disputas son absolutamente secundarias y no escudriñan la estructura socioeconómica y etnocultural nacional.