La tercera encuesta nacional de intención de voto elaborada por Ipsos CIESMORI, difundida el 30 de julio en el programa Así Decidimos de UNITEL, confirma una tendencia que ya se perfilaba: la elección general del 17 de agosto se encamina hacia una polarización entre Samuel Doria Medina (21,5%) y Jorge Tuto Quiroga (19,6%). Ambos candidatos consolidan su presencia en la recta final de la campaña, mientras el centro y la nueva generación política pierden fuerza frente al retorno de figuras tradicionales.
La ventaja de Doria Medina —aunque aún dentro del margen de error del 2,2%— representa su mejor desempeño en lo que va de la serie de encuestas: pasó del 19,1% al 21,5%, lo que indica que su discurso económico y moderado está captando parte del electorado indeciso y de centro. Su crecimiento es estratégico, especialmente en un escenario con alta dispersión de voto.
Por su parte, Quiroga también muestra recuperación. Si bien su perfil conservador parecía limitado a ciertos sectores, ha logrado subir de 18,1% a 19,6%, manteniéndose como un candidato competitivo. Su narrativa de “orden y experiencia” estaría ganando tracción en regiones urbanas clave como Santa Cruz y La Paz.
En contraste, Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), que en el inicio aparecía como la opción de renovación del bloque popular, se desploma al 6,1%. En la primera encuesta alcanzó un 14,2%, pero su falta de estructura nacional y los conflictos internos del MAS le están pasando factura. Ha cedido el tercer lugar a Manfred Reyes Villa (APB-Súmate), quien sin hacer una campaña agresiva logró un 8,3% gracias a su reconocimiento histórico.
Los márgenes de diferencia entre los punteros y el resto ya no son anecdóticos: la brecha entre el segundo y el tercero supera los 11 puntos porcentuales, lo que evidencia una concentración del voto útil en los dos primeros lugares. Esto se refuerza con un 12,4% de indecisos, un 8,1% que anuncia voto blanco y un preocupante 13,6% que optará por anular su voto, reflejo de una ciudadanía aún desmotivada o sin opción clara.
¿Qué viene ahora?
Si bien aún falta más de dos semanas para la votación, la tendencia sugiere que la verdadera competencia está entre Doria Medina y Quiroga, y que el resto de candidaturas, aunque visibles, no tienen posibilidades reales de disputar la presidencia sin una reconfiguración radical.
La clave en adelante será quién capitaliza mejor el voto indeciso y logra consolidar alianzas o discursos que amplíen su base. También influirá la participación electoral: si el ausentismo es alto, el peso de los núcleos duros será determinante.
En este escenario, la elección no solo se polariza, sino que vuelve a manos de viejos conocidos. La renovación política, por ahora, parece postergada.