El expresidente Jorge “Tuto” Quiroga reapareció este miércoles para marcar el tono que tendrá su alianza Libre en la próxima Asamblea Legislativa, anunciando una “oposición leal, patriótica y constructiva”, pero dejando claro que no dará un “cheque en blanco” al nuevo Gobierno. El mensaje, lanzado durante una reunión con sus parlamentarios electos, busca situar a Libre en el centro del tablero político, con una postura que combina respaldo institucional y fiscalización activa.
“Cheque en blanco no le doy ni a mi señora. Discutimos las propuestas, defendemos nuestra posición, reconocemos que ellos son gobierno y tienen la prerrogativa de gobernar”, dijo Quiroga, en una frase que sintetiza su intención de marcar límites claros frente al oficialismo.
El exmandatario aprovechó el encuentro para diferenciarse del sistema de reparto de cargos, una práctica que calificó como parte del “viejo estilo político”. En su discurso, insistió en que Libre no buscará ministerios ni embajadas, sino que apoyará únicamente aquellas iniciativas que considere favorables para el país.
“No quiero ni un cenicero, ni un chicle. La gente ya no acepta ese sistema de canje y prebendas. Debemos cambiar ese modelo”, enfatizó.
La estrategia de Quiroga apunta a construir una imagen de oposición ética y programática, en contraste con el desgaste de otras fuerzas políticas que han oscilado entre la colaboración y la cooptación. En esa línea, el líder de Libre también alertó sobre el transfuguismo político, al que calificó como una “lacra” que distorsiona la representación democrática.
“No podemos premiar el transfugio. Arce, en su desesperación, buscaba transfugas. Gente que había sido elegida con una sigla se vendía por un platito de lentejas o por dos chiclecitos”, criticó.
Pluralismo y nuevos equilibrios
Más allá de su discurso moralizante, Quiroga reconoció el cambio de escenario que dejan las elecciones generales, subrayando que Bolivia retorna a una democracia multipartidaria. La afirmación tiene un matiz relevante: implica el fin de la hegemonía del MAS en el Legislativo y la apertura de un espacio de deliberación y negociación política más equilibrada.
“Hemos vuelto a una democracia multipartidaria. Vamos a volver a los tiempos en que se va a deliberar, y no lo que hemos visto estos años, donde el Congreso estaba prácticamente, perdón por la expresión, castrado”, señaló.
En coherencia con esa visión, Quiroga adelantó que Libre respaldará la elección de las directivas camarales propuestas por el presidente electo, pero sin exigir cuotas de poder, en un intento de proyectar madurez política y respeto a la gobernabilidad.
Un desafío de coherencia
El planteamiento de Quiroga, aunque bien recibido en sectores que reclaman mayor ética en la política, enfrenta el reto de la coherencia práctica. Convertir el discurso de independencia y transparencia en una conducta sostenida dentro del Congreso será clave para consolidar la identidad de Libre como una oposición moderna y responsable.
La posición de Quiroga también podría influir en la recomposición del mapa político, especialmente si logra articular alianzas temáticas en torno a reformas institucionales, lucha contra la corrupción y fortalecimiento de la democracia parlamentaria.
En un contexto de fragmentación y desconfianza hacia la clase política, el desafío de Libre será demostrar que puede fiscalizar sin obstruir, y cooperar sin negociar principios.
