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Santa Cruz de la Sierra

“Santa Cruz sufre el peso de 20 años de manipulación política, judicial y económica”: Gary Áñez reflexiona sobre el bicentenario del grito libertario cruceño

A 200 años del grito libertario del 14 de febrero de 1825, cuando Santa Cruz selló su independencia tras años de lucha contra el dominio español, una nueva interpelación histórica sacude la conciencia colectiva: ¿somos verdaderamente libres o simplemente cambiamos de yugo?

Gary Añez, periodista y figura pública, exaliado político de Tuto Quiroga, plantea una reflexión severa pero necesaria sobre el presente cruceño. Su diagnóstico no se basa en el simbolismo del Bicentenario como fecha conmemorativa, sino como espejo incómodo que revela la distancia entre los ideales de emancipación y la realidad actual.

Añez denuncia que Santa Cruz vive bajo un nuevo sometimiento: el de un Estado que, durante dos décadas de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), ha erosionado pilares fundamentales como la independencia de la justicia, la institucionalidad y la economía regional. En su análisis, el socialismo impulsado desde el altiplano ha reemplazado la libertad por un aparato de control ideológico, judicial y económico.

Comparar el colonialismo español con el centralismo actual puede parecer extremo, pero para Añez, la traición a los ideales republicanos no se mide en formas, sino en consecuencias. El MAS no representa el progreso ni la soberanía ciudadana; representa, según su visión, la regresión de un sistema que premia la obediencia partidaria y castiga la disidencia democrática.

El Bicentenario, sostiene, no debe ser una celebración vacía, decorada con actos protocolares y discursos oficiales. Debe ser una alarma moral, un punto de inflexión para replantear el rumbo nacional. La historia no se honra con monumentos ni conmemoraciones, sino con acciones que dignifiquen el legado de Warnes, Mercado y Caballero.

Desde esta óptica, Añez lanza una consigna provocadora pero contundente: no se trata de recordar la independencia, sino de ejercerla. El verdadero homenaje a los héroes de la emancipación es luchar contra las nuevas formas de opresión: el clientelismo, la corrupción, la impunidad, el adoctrinamiento.

Hoy, Bolivia —y particularmente Santa Cruz— enfrenta una crisis de legitimidad institucional. La justicia ha perdido su imparcialidad; la economía, su estabilidad; la política, su vocación de servicio. El poder, lejos de renovarse, parece estancado en una lógica de permanencia a toda costa.

Para Añez, la única salida no es un nuevo caudillo ni una nueva sigla. Es una revolución ética, ciudadana y valiente, construida desde abajo, sin mesianismos ni fanatismos. Una ciudadanía activa, consciente y organizada que vuelva a gritar “libertad”, pero esta vez frente al poder interno, no al extranjero.

El Bicentenario, entonces, no solo interpela a quienes gobiernan. Interpela también a los ciudadanos: ¿somos protagonistas de nuestro destino o simples espectadores de su deterioro? ¿Seguiremos repitiendo los errores del pasado bajo nuevas máscaras?

La historia no absuelve a los indiferentes. Y si bien 1825 marcó la emancipación del dominio español, 2025 puede y debe marcar el inicio de una nueva emancipación: la de la conciencia ciudadana. Como advierte Añez, “es ahora o nunca: que el Bicentenario nos encuentre de pie… o nos recuerde que fuimos cómplices del olvido”.

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