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Santa Cruz de la Sierra

Viaje a los orígenes de Bukele, la ambición de un milenial

Hay un lugar en el planeta tierra que encarna como nadie los deseos de trascendencia de Nayib Bukele. Se llama Nuevo Cuscatlán y se encuentra a un cuarto de hora en coche desde San Salvador. Montañoso y de clima tropical, rodeado de cafetales, al llegar se suceden a través de la ventanilla pequeñas casas de lámina y mansiones con piscinas llenas de un agua cristalina que se pierde en el horizonteEsta se puede considerar la cuna del político que ha asombrado al mundo desde El Salvador, una pequeña nación de 6,3 millones de habitantes.

Bukele fue elegido en 2012 alcalde de este pueblo, de dos millones de dólares de presupuesto, cuando no tenía apenas experiencia. Hasta ese momento solo había administrado una discoteca, Code, y un concesionario de Yamaha. Aun así, al poco de tomar posesión se paseaba por estas calles que él mismo asfaltó en una camioneta de cristales tintados, rodeado de guardaespaldas. Se dirigía a sus vecinos, que caben en un autobús de dos alturas, como si estuviera dando un discurso en la Asamblea General de la ONU. Les hablaba de paradigmas y conceptos abstractos. Lucía la seguridad propia de los que han nacido rodeados de privilegios. La gente no era capaz de verbalizar el embrujo que sentía, sencillamente lo contemplaban fascinados.

Nayib Bukele en su oficina, cuando fue alcalde de San Salvador, el 20 de junio de 2017.
Nayib Bukele en su oficina, cuando fue alcalde de San Salvador, el 20 de junio de 2017.RR.SS.

Los que lo conocen aseguran que su soberbia solo se compara con su nivel de ambición. En ese entonces tenía ya la convicción secreta de que su destino estaba escrito en letras doradas: él no era un simple alcalde de pueblo, sino el próximo presidente de la nación. Pertenecía al FMLN, el partido clásico de la izquierda salvadoreña. En realidad, lo despreciaba por considerarlo una estructura anticuada y llena de cuadros incompetentes. En las reuniones, sus compañeros sentían una cierta incomodidad al escucharlo hablar con esa desenvoltura milenial. “Era un lobo y nosotros las ovejas. Solo que entonces no lo sabíamos”, cuenta uno de los presentes en esos encuentros. A continuación dio el salto a la Alcaldía de San Salvador y el puesto, de nuevo, se le quedó pequeño. El FMNL le dijo que no sería el candidato a las elecciones presidenciales de 2019, argumentando que era muy joven. Pero a Bukele no le sobra la paciencia. Desde ese preciso momento empezó una campaña de desprestigio contra el partido, al que no le quedó otra opción que expulsarlo. La carretera hacia el poder absoluto parecía asfaltada.

Parque del municipio Nuevo Cuscatlán donde Nayib Bukele ganó su primer cargo público como alcalde en el año 2012.

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