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Estados Unidos mata a 14 tripulantes de cuatro supuestas narcolanchas en el Pacífico Oriental

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció este martes en su cuenta en la red social X que el ejército estadounidense había lanzado el lunes tres ataques extrajudiciales contra cuatro embarcaciones en el Pacífico Oriental. Hegseth afirmó, sin aportar pruebas, que estas transportaban droga y que 14 de sus tripulantes, asesinados en la operación, pertenecían a “organizaciones terroristas designadas”. Tampoco dijo cuáles eran esas organizaciones.

Con estas cuatro supuestas narcolanchas, la cuenta de embarcaciones pulverizadas por el ejército estadounidense en virtud de una guerra declarada por la Casa Blanca, sin contar con el Congreso, al narco venezolano y, desde la semana pasada, también colombiano, asciende ya a 14 desde principios de septiembre. En cuanto a los civiles asesinados ya son 57, como consecuencia de unas operaciones que han dejado hasta ahora tres supervivientes.

El secretario de Defensa especificó en su mensaje que ocho “narcoterroristas” viajaban en las dos embarcaciones que las fuerzas estadounidenses atacaron primero, “siguiendo órdenes de Trump”. El segundo ataque le costó la vida a otras cuatro personas. En el tercero, murieron dos tripulantes, y otro sobrevivió, y ahora está en poder de la Marina mexicana. Todas esas operaciones militares extrajudiciales, añadió Hegseth, “se llevaron a cabo en aguas internacionales y no hubo heridos entre las fuerzas estadounidenses”.

Como ya es costumbre, el mensaje de Hegseth (que parece haber tomado el relevo a Trump como el encargado de hacer públicas en las redes sociales estas operaciones contrarias al derecho internacional) incorpora un video con el rótulo de “desclasificado”. Esta vez la grabación muestra tres objetivos diferentes. Dos de ellos son lanchas en movimiento, que surcan el océano a toda velocidad. En la primera parte del clip se ven dos embarcaciones paradas una al lado de la otra, antes de que un proyectil impacte contra ellas y ambas salten por los aires.

El papel de México

Sobre el superviviente, el secretario de Defensa aclaró que “el Comando Sur de los Estados Unidos inició de inmediato los protocolos estándar de búsqueda y rescate”, y que “las autoridades mexicanas aceptaron el caso y asumieron la responsabilidad de coordinarlo”.

Este detalle apunta a que, al menos ese ataque, pudo producirse frente a las costas de México. No obstante, fuentes del país norteamericano aseguraron poco después de conocerse el tuit de Hegseth que la operación del ejército estadounidense fue en aguas internacionales

Al especificar que las cuatro lanchas pertenecen a “organizaciones terroristas designadas”, Hegseth da pistas, aunque no pruebas, sobre su posible origen. En la lista del Departamento de Estado, Washington incluyó en febrero la banda venezolana Tren de Aragua y a siete cárteles mexicanos: los de Sinaloa, Jalisco Nueva Generacion, del Noroeste y del Golfo, así como a La Nueva Familia Michoacana y los Carteles Unidos.

Cuatro años antes, con Joe Biden en la Casa Blanca, ingresaron en esa nómina los dos grandes paraguas de las múltiples disidencias de la extinta guerrilla de las FARC: el llamado Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia. Además, desde que se creó la lista, en 1997, está allí el Ejército de Liberación Nacional o ELN, una guerrilla creada a mediados del siglo XX y que hoy tiene una presencia tan significativa en Venezuela −por sus buenas relaciones con el chavismo− que muchos analistas la consideran binacional. Hegseth ya había atribuido un ataque previo al ELN.

No es la primera vez que una de estas operaciones deja supervivientes. Hace un par de semanas, dos hombres, un ecuatoriano y un colombiano que viajaban en una embarcación sumergible a poca profundidad, quedaron con vida tras el impacto de los misiles del ejército estadounidense. Fueron repatriados a sus países, y el ecuatoriano fue puesto en libertad por las autoridades.

Aquello provocó un enfrentamiento entre Trump y el presidente colombiano, Gustavo Petro, que ha venido denunciando en estas últimas semanas unos ataques que originalmente tenían como objetivo Venezuela, y específicamente, el régimen chavista. El presidente de Estados Unidos ha llamado a Petro “líder del narcotráfico” en repetidas ocasiones en los últimos días.

Nadie en Washington se esfuerza ya en disimular que, tras la apariencia de esta guerra contra las drogas, el Gobierno de Estados Unidos busca derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, al que Washington acusa de liderar un narcoestado, para provocar un cambio político en el país. Hay una recompensa de 50 millones de dólares para quien ofrezca una pista que conduzca a su detención.

Un par de días después y tras las amenazas de Trump de retirar toda ayuda a Colombia y de imponer unos aranceles a Bogotá que no terminan de llegar, se produjo el primer ataque que no fue en aguas del Caribe, sino en el Pacífico. Sucedió frente a las costas colombianas. A este, lo siguió pocas horas después, otro, en esa misma área.

Hasta que se supo de los tres de este lunes, el último ataque había tenido lugar el jueves pasado. Fue en aguas internacionales del Caribe, lo que supuso una vuelta al patrón original en la ofensiva de Trump contra el narco, que justifica por la defensa de Estados Unidos en una guerra declarada contra las organizaciones dedicadas al narcotráfico e incluidas en la lista de grupos terroristas identificados por el Departamento de Estado.

Hegseth concluyó su mensaje de este martes con una advertencia que da por buena la teoría de Trump de que todo obedece a una defensa de los estadounidenses en un momento en el que el país vive la peor crisis de salud pública relacionada con el consumo de drogas de su historia, provocada sobre todo por el fentanilo, potente opiáceo que es responsable de las tres cuartas partes de las muertes por sobredosis. “El Departamento ha dedicado más de dos décadas a defender otras patrias”, según el autodenominado secretario de Guerra. “Ahora, le toca la nuestra. Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al-Qaeda, y recibirán el mismo trato. Los rastrearemos, los conectaremos con redes y, luego, los cazaremos y los eliminaremos”.

Esa retórica ha desembocado en un despliegue militar sin precedentes. Una decena de buques de guerra, entre los que hay un submarino nuclear, y 10.000 tropas se han movido al área de influencia del Comando Sur. El viernes pasado, Trump ordenó el envío del mayor y más moderno portaaviones de su flota, el Gerald Ford, al Caribe. El buque de guerra, cuya tripulación cuenta con más de 5.000 marineros, se encontraba en Europa y había atravesado el estrecho de Gibraltar en el momento de su movilización. Se calcula que llegará a la zona a principios de la próxima semana.

También está pendiente en el Senado de Washington una votación de una propuesta que, de salir adelante, obligaría a Trump, que ha repetido en los últimos días que Estados Unidos está listo para pasar a una ofensiva terrestre en Venezuela, a abandonar su campaña militar y a replegar su despliegue naval.

FUENTE: ELPAÍS

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