Por Roberto Méndez, presidente de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz
El robo de una computadora de la secretaría de la dirección departamental del INRA, en la calle Mercado, denunciada este sábado 19 de noviembre, se suma a una cadena de “altercadas” casualidades que terminarán por “asustar” mas a los inocentes lobos de rio, ahora en extinción, llamados “Londras”, que el 28 de octubre del 2021, fueron testigos de la emboscada perpetrada por encapuchados armados que secuestraron a 6 periodistas, 4 policías y comunarios en un litigio por avasallamiento, en los municipios de San Julián y El Puente, provincia Guarayos.
Esa primera casualidad ocurre cuando esa “institución pública descentralizada estratégica para la revolución agraria que administra el acceso a la tierra, de forma eficiente, participativa y transparente”, según dicen sus Estatutos, se encuentra en el ojo de la tormenta porque en el proceso de investigación del Caso Las Londras, se detectó que el jefe departamental de esa institución, Adalberto Rojas, al día siguiente visitó el campamento donde los periodistas, policías y comunarios, fueron torturados y éste fue recibido con guirnaldas y que tras el desdoblamiento de los mensajes de sus dos celulares incautados se descubriera la frase: “Mirá lo que me estoy ganando por apoyar a nuestras organizaciones sociales” en un chateo con uno de sus contactos.
Y como segunda casualidad que, a 24 días del secuestro de los periodistas y policías, no existan detenidos ni procesados y que la Policía tardara 72 horas para movilizarse hasta Las Londras pues el comandante nacional de la Policía, Jhonny Aguilera, declaró que “se trató de un altercado” y asimismo los movimientos sociales afines al actual gobierno, dijeran que no fue secuestro, si no de “un susto”.
La tercera casualidad es que la Policía, ni la Fiscalía intervinieran, ni las oficinas del INRA, por las sospechas de complicad y encubrimiento de las autoridades, ni la Notaría de Fe Pública en San Julián donde los encapuchados armados llevaron a validar un acta que obligaron a firmar a sus rehenes a cambio de su libertad y que se respete su posesión como avasalladoras en tres lugares.
Y la cuarta fue el cambio sorpresivo de los dos fiscales que se encargaban de investigar el caso. “El INRA siempre ha sido un botín de los partidos políticos que se encuentran en el Gobierno. Hay una degeneración de la institución y que eso da pie a estructuras paralelas donde se filtra información y se toman las decisiones al margen de las normas”, dibujó Sheila Martínez, miembro del Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCCJ).
Lo dijo porque la Policīa capturó infragranti, el 14 de abril al ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo Villegas, cuando recibía un soborno de $us.20.000 por favorecer a un sector con un proceso de saneamiento de tierras. Y que la cifra representaba un adelanto de la coima por $us 380.000.
Characayo juró ante el presidente Luis Arce, como ministro el 1 de diciembre del 2020, cuando reemplazó a Wilson Cáceres, que duró apenas tres semanas destituido por cometer un supuesto acto de nepotismo después de que nombrara como jefa de gabinete a una mujer que había presentado previamente como su esposa, aunque el escándalo creció cuando aclaró que no estaba casado con ella sino con otra mujer.
“La palabra casualidad es una blasfemia, nada bajo el Sol se esconde por casualidad”, afirmaba el filósofo y escritor alemán, Gotthold Ephraim Lessing y el también alemán Albert Einstein acostumbraba decir: “Nunca creeré que Dios juega a los dados con el mundo”.
Y la historia documenta el famoso Caso “Water Gate” que hizo renunciar al Republicano presidente de EE.UU, Richard Nixon, en 1974, cuando cinco “ladrones” descubiertos en la sede del Partido Demócrata, en realidad eran empleados de su gobierno contratados para colocar micrófonos espías. Y entre chiste y chiste, El Chapulín Colorado, nos dice que “todo está fríamente calculado”.
