El gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, presentó este lunes a siete de los ocho secretarios departamentales que lo acompañarán en su gestión, en un acto realizado en Casa de Gobierno. El anuncio, más allá de la formalidad, refleja un intento de recomposición interna tras los cuestionamientos a su administración y los reacomodos de poder en el escenario cruceño.
Los nombramientos muestran una estrategia de continuidad antes que de renovación. Camacho optó por figuras ya conocidas dentro de la estructura de la Gobernación: técnicos, exdirectores y colaboradores de confianza que en varios casos ya habían ocupado cargos en la misma institución. “Estamos recuperando a la gente que ha hecho un trabajo impecable y en reconocimiento a ellos les damos una responsabilidad mayor”, afirmó el gobernador al justificar la elección de su nuevo equipo.
Viejos rostros para nuevos retos
Entre los designados destacan José Luis Gómez (Gestión Institucional), Pablo Sauto (Desarrollo Económico), Edil Toledo (Salud y Desarrollo Humano) y Ricardo Morales (Hacienda), todos con experiencia previa en la Gobernación y avalados por Camacho como “profesionales de méritos comprobados”. Lo mismo ocurre con Mary Luz Rivero (Medio Ambiente), José Luis Terrazas (Justicia) y Luis Fernando Suárez (Seguridad Ciudadana), quienes también formaron parte del esquema administrativo departamental.
La narrativa del gobernador apunta a premiar la lealtad y la experiencia previa, en un momento en que su liderazgo ha sido cuestionado por divisiones internas y acusaciones de traición cruzadas con su vicegobernador, Mario Aguilera. En ese marco, apostar por un gabinete de “confianza probada” parece responder más a una necesidad de blindaje político que a una búsqueda de perfiles nuevos para dar frescura a la gestión.
El trasfondo político
El discurso de Camacho incluyó una advertencia: “Ya no podemos seguir callando como ha pasado en todos los problemas que hemos tenido. Estas personas no van a guardar silencio cómplice con nadie, se deben al pueblo cruceño”. Con esas palabras, el gobernador intenta proyectar una imagen de firmeza y autenticidad, en contraste con lo que considera el “silencio” de otras autoridades departamentales.
Sin embargo, la decisión de rodearse de un gabinete de figuras conocidas plantea varias preguntas:
- ¿Es esta una muestra de renovación institucional o simplemente un círculo cerrado de lealtades?
- ¿Podrá este equipo responder a los problemas estructurales de salud, economía y medio ambiente que enfrenta el departamento, o se limitará a la defensa política del gobernador?
- ¿La promesa de “no callar” es viable en un contexto de fragmentación política donde el oficialismo nacional mantiene control sobre los principales resortes del Estado?

Entre la gestión y la estrategia
El acto de presentación parece tener un doble objetivo: por un lado, reorganizar la administración con funcionarios de confianza; por el otro, enviar un mensaje político a la ciudadanía cruceña y a los adversarios internos y externos. En un escenario marcado por la disputa electoral y la fractura entre las élites cruceñas, Camacho apuesta a consolidar un equipo alineado a su figura, reforzando la narrativa de lucha y resistencia.
En definitiva, más que un cambio de rumbo, la designación de los nuevos secretarios revela un movimiento defensivo: sostener a un gobernador que necesita recomponer credibilidad en medio de tensiones políticas, cuestionamientos de gestión y una base social que empieza a mirar hacia otros liderazgos.