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Santa Cruz de la Sierra

Disculpa obligada

Por MSc Hugo Salvatierra Rivero, periodista y docente universitario

El candidato a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), Edman Lara, finalmente pidió disculpas públicas dos días después de haber arremetido contra los medios de comunicación, periodistas, el candidato a la presidencia Jorge Quiroga e, incluso, de haber amenazado con aprehender a su propio compañero de fórmula, Rodrigo Paz. Lara reconoció que se excedió y justificó que su discurso fue “mal interpretado”.

Hasta ahí, todo bien. Los estrategas del PDC hicieron lo correcto para evitar que las acciones de Lara perjudiquen en la segunda vuelta electoral. Sin embargo, existe una máxima que advierte: quienes ponen un excesivo énfasis en la honestidad o la moralidad, suelen estar tratando de ocultar la falta de esas mismas cualidades. Esta idea parte del principio de que, a menudo, las personas proyectan en los demás lo que realmente son o lo que sienten en su interior.

En su libro “El yo y los mecanismos de defensa, Anna Freud explica que la proyección psicológicaconsiste en atribuir a otros los propios sentimientos o comportamientos inmorales, como una forma de evitar la culpa y preservar una imagen moralmente aceptable de uno mismo.

La Biblia también es clara: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20), recordándonos que las acciones de una persona revelan su verdadero carácter.

Edman Lara ya lo demostró: nos enseñó su rostro tiránico. Su retórica moralista, cargada de valores y principios, pronto quedó en entredicho —basta revisar los videos en redes sociales—. Presentarse como garante contra la corrupción, sin reconocer su propio pasado reciente, refleja una percepción inflada de su moralidad y ética. En palabras simples, es creerse superior. Tal como advierte Robin Sharma en “El líder que no tenía cargo, esta autoimagen exagerada suele servir para justificar conductas agresivas o despectivas hacia los demás.

Es cierto que todos podemos ejercer liderazgo en nuestro barrio, comunidad, ciudad o país. Pero ese liderazgo debe sustentarse en el ejemplo, en las acciones y en las actitudes, no en narrativas fabricadas para autoposicionarse como “héroes de la historia”. Personajes de este tipo tienden a dividir, a etiquetar a la sociedad entre “buenos” y “malos”, generando ambientes de confrontación.

Coincido con Carlos Valverde: Edman Lara representa un peligro para la democracia.

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