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Frenar el narcotráfico y el paso ilegal de personas la justificación del Gobierno Milei para el cerco con Bolivia

La escala de la economía es otra, pero Javier Milei no resigna su afán por emular a Donald Trump: el Gobierno argentino impulsa la construcción de un límite material en la frontera con Bolivia. No será un muro kilométrico como el que quiere Trump para separar a EE UU de México, sino un cerco de alambre de unos 200 metros que intentará detener el paso ilegal de personas y, según las autoridades, el narcotráfico.

El Gobierno de Bolivia expresó su preocupación por la medida y señaló que “los temas fronterizos deben ser tratados por medio de mecanismos de diálogo bilaterales”.

La Administración de Milei confirmó instalará un alambrado en el paso de frontera de la localidad de Aguas Blancas, en la provincia norteña de Salta. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmó que la zona “se encontraba completamente descontrolada”.

El cerco intentará delimitar la distancia que hay entre la estación de ómnibus del lugar y la oficina de migraciones del Puerto de Chalanas, por donde las personas circulan sin pasar por los controles, sostienen las autoridades.

“El cruce fronterizo era tierra de nadie: narcotráfico, muertes y descontrol”, indicó el Ministerio de Seguridad nacional en un comunicado. El Gobierno ya había enviado unos 300 agentes de fuerzas federales a Aguas Blancas en diciembre pasado, para reforzar los controles migratorios y aduaneros. Con el alambrado, informó la cartera liderada por Bullrich, se buscará “reforzar la pared existente, vulnerada repetidamente por el narcotráfico para ingresar cocaína”.

DESTACA LA DECISIÓN DE SALTA

Milei ha felicitado a las ministras de Seguridad y de Capital Humano, Patricia Bullrich y Sandra Pettovello, respectivamente, así como al gobernador de la provincia de Salta, próxima a la frontera con  Bolivia, por su “excelente trabajo” de seguridad, confirmando los planes de construir un “cerco” en la zona para “encauzar el control fronterizo”.

“Excelente el gobernador Gustavo Sáenz y las ministras Patricia Bullrich y Sandra Pettovello trabajando en resolver problemas concretos de los salteños tanto en materia de seguridad como de asistencia”, ha declarado en su cuenta de la red social X.

En su mensaje, el mandatario argentino se ha hecho eco de una publicación previa del dirigente de Salta subrayando que “la defensa de nuestra frontera no se negocia” y acompañada de un vídeo en el que promete la construcción de “un cerco en Aguas Blancas para encauzar el control fronterizo”.

El interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigarán, explicó que la zona es “un punto al que la gente llegaba […] ya sea por taxi, colectivo [ómnibus], por lo que sea, y de ahí saltaban un muro, que es de protección por las inundaciones que genera el [río] Bermejo, y la gente salía caminando e iba para las chalanas. O sea, del puesto de migraciones, 200 metros antes, la gente saltaba hacia el río”, dijo a la prensa local.

BOLIVIA RECLAMA DIÁLOGO

La medida no fue bien recibida por el Gobierno de Bolivia. El Ministerio de Relaciones Exteriores manifestó a través de un comunicado “su preocupación ante el anuncio del Gobierno de Argentina de instalar una cerca de 200 metros en la frontera entre ambos países” y reclamó el diálogo bilateral “para encontrar soluciones coordinadas a temas en común. Cualquier medida unilateral puede afectar la buena vecindad y la convivencia pacífica entre pueblos hermanos”.

La Administración de Luis Arce anunció que solicitará “a través de los canales diplomáticos la información sobre este tema para emprender las acciones que correspondan”. El ministro de Justicia boliviano, César Siles, consideró que el anuncio del Gobierno de Milei “es vulneratorio de los principios más elementales de la convivencia pacífica en el nivel internacional” y que “iría en contra de los tratados internacionales”.

El peligroso cruce con lanchas que trafican las 24 horas

Hace tiempo que este municipio norteño sobresale por los estragos que siempre produce el batido de impunidad, descontrol y connivencia política. A tal punto es el caos que el Gobierno provincial parece haber acordado con los libertarios de Nación alambrar la frontera, quizás envalentonados con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Y su famoso muro que en realidad comenzó a construir el demócrata Bill Clinton en 1994 y que el excéntrico empresario hotelero amplió unos cientos de kilómetros más en Tijuana, Baja California y una parte de San Diego.

Aguas Blancas representa quizás el cruce más peligroso del país, al menos con Bolivia. Del otro lado está Bermejo, una ciudad que creció caóticamente gracias a las compras de los argentinos. Allí se vende de todo, en general trucherías e imitaciones aunque algunas cosas sean originales. Hay desde indumentaria, blanquería, juguetes, perfumes, relojes, rodados, cubiertas, electrónica, zapatillas y bebidas alcohólicas importadas, hasta drogas y animales.

Clarín fue y vino varias veces desde Aguas Blancas a Bolivia. No ingresamos al país vecino por el cruce fronterizo donde están las gendarmerías de ambas naciones.Fuimos por donde casi todos van: un maltrecho sendero clandestino de barro que se inicia tras saltar un viejo paredón de piedra que hace de retén cuando, extrañamente, crece demasiado el río Bermejo. Ese ingreso queda pegada a la terminal de Omnibus del Municipio.

La Ministra Bullrich reconoce los problemas en las fronteras, anunció medidas y hasta salió a apoyar (al igual que el Presidente Javier MIlei), instalar una reja en el cruce de Aguas Blancas, Salta con Bolivia. Foto: Andrés Delia.

Durante buena parte del año, a no ser que llueva mucho, el río aparenta un arroyo a cielo abierto (de esos que abundan en el Conurbano), con una profundidad que apenas supera las rodillas. Tras caminar unos 150 metros, llegamos a la orilla del Bermejo. Lo que vemos parece una set de filmación pero pero no es nada menos que la realidad: una flota de lanchas precarias que se llaman chalanas van y vienen desde y hacia  Bolivia con turistas, comerciantes y traficantes. Cobran $2.000 por viaje.

ELPAÍS, CLARÍN

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